Con motivo del Día Mundial del Sueño, queremos hablaros de un curioso concepto: los sueños lúcidos. Es posible que hayas escuchado alguna vez hablar de los sueños lúcidos, pero ¿realmente sabes en qué consisten?
Un sueño lúcido es un “sueño consciente”; un sueño en el cual, la persona que duerme, sabe que está soñando en ese momento. Algunos autores añaden otros criterios adicionales para que un sueño pueda ser considerado lúcido. Por ejemplo, el psicólogo Paul Tholey afirmaba que el soñante lúcido, además de ser consciente de que está soñando, es capaz de controlar las acciones que realiza dentro de su propio sueño, así como de gozar de la percepción y capacidades propias del estado de vigilia, y de recordar qué ha soñado con total claridad una vez que ha despertado.
La idea de ser capaces de controlar nuestros sueños puede resultarnos atractiva, ya que puede sonar como una especie de juego de simulación, donde poder realizar funciones o conductas diferentes a las que tienen cabida en nuestro día a día, dar rienda suelta a nuestra imaginación y potenciar nuestra creatividad. Algunos autores afirman que esta capacidad es posible de desarrollar con cierto entrenamiento.
El mayor experto en sueños lúcidos es Stephen LaBerge, un psicofisiólogo estadounidense dedicado al estudio científico de éstos. En su libro “Sueños lúcidos” (1985), LaBerge recoge información de diferentes fuentes sobre este fenómeno. En “Explorando el mundo de los sueños lúcidos” (1990), desarrolla un plan de entrenamiento para facilitar la aparición de sueños lúcidos.
Los sueños lúcidos están muy relacionados con aumentar la consciencia, ya que este es el componente clave de los mismos. Es por ello que, uno de los primeros ejercicios que propone LaBerge para comenzar a desarrollar la habilidad de tener sueños lúcidos, consiste en aumentar la consciencia cuando estamos despiertos. Dicho ejercicio marca los siguientes pasos:
- Vea: Hacernos conscientes de lo que vemos a nuestro alrededor, con todos sus detalles.
- Oiga: Registrar los sonidos que podemos apreciar.
- Sienta: Identificar lo que podemos sentir con nuestro tacto y las sensaciones que podemos diferenciar en nuestro cuerpo.
- Saboree: Percibir diferentes sabores y matices gustativos.
- Huela: Diferenciar los olores del ambiente.
- Respire: Centrar la atención en nuestra respiración.
- Emociones: Hacernos conscientes de las emociones presentes en nosotros mismos.
- Pensamientos: Anotar qué estamos pensando en este momento.
- “Yo”: Hacernos conscientes de nuestra presencia en el mundo.
- Consciencia de la consciencia: Ser conscientes de nuestra propia consciencia sobre todo lo anterior.
Estos ejercicios guardan una estrecha relación con lo que conocemos como Mindfulness o atención plena, ya que nos ayudan a aumentar la atención en el momento presente. Si bien el entrenamiento en sueños lúcidos es mucho más extenso y complejo, la realización de estos ejercicios previos es muy sencilla y asequible.
Por último, queremos hacer hincapié en la necesidad de tener en cuenta los posibles riesgos que se han observado en la búsqueda de sueños lúcidos:
- Dificultad para diferenciar el sueño de la realidad. El hecho de aumentar la consciencia en los sueños puede hacer que éstos se perciban como similares a la vigilia y, por tanto, que la línea que diferencia un estado de otro sea más fina.
- Desmotivación en la “vida real”. Cuando en los sueños podemos controlar nuestros actos y vivir experiencias que en la vida cotidiana no, ésta puede llegar a resultar menos atractiva. Es importante tener en cuenta que los sueños, por muy vívidos e intensos que sean, no dejan de ser solo sueños, y que lo que realmente trasciende es lo que tiene lugar cuando estamos despiertos, ya que es lo único auténtico y real.
- Falta de descanso durante el sueño. La aparición de sueños lúcidos puede aumentar la actividad cerebral, por lo que la calidad del descanso puede verse perjudicada si se llevan a cabo de forma recurrente.
Teniendo en cuenta tanto los pros como los contras de los sueños lúcidos, vemos que se trata de un fenómeno atractivo y, cuanto menos, curioso, si bien es importante no perder de vista que, como dijo Calderón de la Barca, “los sueños, sueños son”.
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