la forma en la que nos hablamos a nosotros mismos genera consecuencias, positivas o negativas, dependiendo de si tenemos un autodiálogo crítico o compasivo.
Hablarnos con dureza y agresividad a nosotros mismos tiene el mismo efecto que si permitiéramos que los demás nos hablaran así, y además escucháramos sus voces a lo largo de todo el día
Imaginemos por un momento que, vamos caminando tranquilamente por la calle y, de repente, escuchamos que alguien le está diciendo a un niño pequeño, todas esas cosas que solemos decirnos a nosotros mismos a lo largo de un día. Igual que sentiríamos compasión por ese niño, y nos gustaría poder ayudarle o defenderle, nosotros también necesitamos ese cariño y cuidado a través del autodiálogo.
¿Por dónde empezar a hablarme mejor?
- Lo primero, necesitamos comprender que somos seres cambiantes, humanos y complejos. Somos imperfectos y únicos, y eso nos aporta un gran valor como personas.
- Es normal que prefiramos haber actuado diferente en algunas ocasiones pasadas, o sufrir al no obtener los resultados deseados. La frustración es normal, pero su función es movilizarnos a hacerlo diferente la próxima vez. De nada sirve quedarnos enganchados en auto-reproches, así como no introducir cambios de cara al futuro.
- Empieza a identificar tu propio autodiálogo. Anota lo que te dices a lo largo de un día y revisa después el lenguaje utilizado. ¿Te gustaría que alguien te hablara de esa forma? ¿Hablas así a alguna persona aparte de a ti mismo?
- Cuando juzgues tus errores, hazlo de forma concreta y realista. En vez de “he hecho el examen fatal”, lo ideal sería decirnos “he tenido algunos errores en cuatro preguntas del examen”.
- Cambia las etiquetas relacionadas con cómo eres, como “soy torpe, tonta u horrible”, por descripciones de las conductas que realizas. Por ejemplo, “me he caído delante de la gente”, “se me ha olvidado la cartera” o “he gritado a mi hijo”.
- Al aparecer pensamientos muy críticos, identifícalos y cámbialos por otros más realistas y compasivos. Requiere de entrenamiento y de hacerlo una y otra vez. Piensa que seguramente lleves toda la vida hablándote de la misma forma y que, al igual que cualquier habilidad, se requiere de tiempo, paciencia y práctica para obtener resultados.
- Recuerda que, si has fallado en algo, es normal sentirte triste. Atiende esa tristeza, haz algo que te reconforte y date cariño, tanto a través del autodiálogo como de las acciones.
“Un gesto amable puede alcanzar una herida que solo la compasión puede curar”.
Steve Maraboli